sábado, 29 de octubre de 2011

TERCER REPORTE. SEGUNDO PARCIAL

Les seguiré contando sobre el libro…
Después de un rato el centinela anuncio el termino de la entrevista entre Úrsula y Aureliano, entonces este saco debajo de un catre un rollo de papeles, estos eran sus versos los cuales estaban inspirados en Remedios, estos fueron escritos antes y durante el tiempo de que se fuera de Macondo; Aureliano le hizo prometer a su madre que nadie los leyera y que en esta noche los quemara en el horno, por lo que Úrsula le prometió que eso iba a hacer, se acerco a él y le dio un beso de despedida y en ese momento le dijo murmurando que había traído consigo un revolver, Aureliano comprobó que el centinela no los estuviera viendo para poderle decir que no le servía de nada, pero aun así lo acepto y lo guardo debajo del catre; después de esto le dijo que no se despidiera y que no se rebajara ante nadie y que se hiciera a la idea de  que lo iban a fusilar.
Más tarde, Aureliano empezó a recordar su adolescencia, y pensó que la muerte había de anunciarse con una señal definida e irrevocable, pero ya faltaban pocas horas para morir y no llegaba. En una ocasión llego al campamento una mujer muy bonita y les pidió a los centinelas que la dejaran pasar, por lo que accedieron ya que en ese tiempo las madres mandaban a sus hijas al dormitorio de las personas más notables con el fin mejorar la raza bueno eso era lo que  creían las madres de ese tiempo. En esa noche el coronel Aureliano estaba escribiendo un poema, cuando la muchacha entró al cuarto. Él le dio la espalda para poner la hoja en una gaveta, agarro la pistola sin volver la cara cuando la mujer le dijo que no disparará, cuando se volvió con la pistola, la muchacha había bajado la suya y no sabía qué hacer. Y así fue una forma de cómo se libro de cuatro emboscadas.
Cuando declararon su sentencia le pidieron que dijera cual sería su última voluntad, el contesto que la sentencia se cumpliera en Macondo, por lo que el presidente del tribunal se molesto y le dijo que no fuera vivo, que era una estrategia para ganar tiempo, Aureliano le dijo que si no la cumplían que haya ellos pero que esa era su última voluntad. Desde entonces lo abandonaron los presagios y en el momento de que Úrsula lo visito Aureliano llego a la conclusión de que quizás la muerte no se anunciaría aquella vez, porque no dependía de su voluntad sino de sus verdugos; y así paso la noche pensando, ya en la mañana siguiente oyó unos pasos en el corredor y pensó que ya iban por él, la puerta se abrió y era el centinela que le llevaba una taza de café, al día siguiente paso lo mismo; el jueves compartió con uno de los centinelas el dulce de leche que le había llevado su  madre, y para el día viernes todavía no lo habían fusilado, pero en realidad tenían miedo de hacerlo ya que pensaban mucho en la rebeldía del pueblo y que si lo fusilaban tendrían graves consecuencias políticas y no solo en Macondo sino en todo el ámbito de la ciénaga.
La noche del sábado, mientras esperaban la respuesta, el capitán Roque y otros oficiales fueron a la tienda de Catarino. Solo una mujer, casi presionada se atrevió a llevarlo al cuarto, ella le confesó que no se quieren acostar con un hombre que saben que se va a morir; que nadie sabe cómo será, pero todo el mundo anda diciendo que el oficial que fusile al coronel Aureliano  y a todos los soldados del pelotón, serán asesinados sin remedio; por lo que el capitán les comento a los demás oficiales y estos a sus superiores. Para el domingo todo el pueblo sabía que los oficiales no estaban dispuestos a eludir con toda clase de pretextos la responsabilidad de la ejecución. Para el lunes llego el correo y decía que la ejecución debía cumplirse…………………

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